Volcán Villarrica

El volcán Villarrica es un volcán de Chile, ubicado en los Andes meridionales. El Villarrica en idioma mapuche es Rucapillán lo cual significa 'casa del espíritu' o 'del demonio').
Es un estratovolcán mas activo de Sudamérica con unos 2450 metros de altura (desde su base) 2847 msnm. Posee una forma cónica casi perfecta.

Se encuentra en el límite de la Provincia de Cautín (Región de la Araucanía) y la Provincia de Valdivia (Región de Los Ríos), entre el lago Villarrica y el lago Calafquen. 
Las laderas del volcán se dividen entre las comunas de Villarrica (sección NO), Pucón (NE) y Panguipulli (S). El volcán y sus alrededores forman parte del Parque Nacional Villarrica, administrado por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), ocupando el extremo NO de esta área protegida. 
El volcán está cubierto por un glaciar de casquete de 40 km² con un volumen de 8 km³, además de un manto de nieves que se eleva a partir de la cota de los 1500 msnm. En su cima se halla un cráter de 200 m de diámetro, al fondo del cual (a una profundidad variable de entre 100 y 50 m) se encuentra un lago de lava permanente (lago de entre 30 y 50 m de diámetro), que alternativamente sube y baja de nivel. Este lago presenta una intensa fumarola, que frecuentemente es acompañada de actividad eruptiva débil.
Este cráter se ubica a poca distancia de varios centros poblados, entre los que destacan las ciudades turísticas de Villarrica (a 28,5 km), Pucón (a 16 km) Lican Ray (a 20 km) y Coñaripe (a 18 km), además de muchas otras localidades menores, tanto aldeas rurales como estaciones termales y focos turísticos. De hecho, sobre la ladera norte del volcán se encuentra el Centro de esquí Pucón. Entre los mayores centros poblados, Coñaripe (debido a la topografía del terreno) es el que ha sufrido los mayores daños y víctimas fatales a raíz de una erupción del volcán, en 1964, hecho que obligó a reconstruir la localidad a un kilómetro de su emplazamiento original, que coincidía con una ruta natural de tránsito de lahares y flujos de material volcánico. 
En virtud de la frecuente actividad y las casi permanentes fumarolas, el volcán es actualmente monitoreado por el Observatorio Vulcanológico de los Andes del Sur.

El volcán tiene un nutrido historial de actividad eruptiva, que ha quedado reflejado en la tradición oral y la mitología de la nación mapuche. Este pueblo, que hasta hoy habita en las inmediaciones del cono, consideraba al Rucapillán ("casa del espíritu"), tal como indica el nombre, morada de un espíritu mayor de su panteón. Para ellos, las entrañas y calderas del Villarrica son regidas por un espíritu principal de la naturaleza, un ngen, el cual es tutelar y propietario del volcán. Este tipo de ngen es también conocido como ngen-winkul o espíritu de los volcanes y cerros. Junto a esta presencia tutelar, en el Villarríca habitaría una corte de pillanes, espíritus menores en relación al ngen, pero sumamente poderosos. La actividad del volcán comenzó a ser registrada -desde el punto de vista europeo- a partir del establecimiento de conquistadores españoles en la zona, con la fundación de la ciudad Villarrica en 1552. Pero este frágil asentamiento debió finalmente ser abandonado en 1602, a raíz de las victorias mapuches en la Guerra de Arauco. Con esto, la observación del volcán por testigos occidentales (y el consecuente registro escrito de sus posibles erupciones) se interrumpió. Aunque fue avistado de cuando en cuando por misioneros y otras incursiones españolas, que además recibieron informes esporádicos de parte de la población mapuche, y el resultado de esta cadena de informaciones no fue siempre preciso. 

En febrero de 1640, cuando el gobernador Marqués de Baides se internaba en el territorio, intentando organizar el Parlamento de Quilín para pactar la paz con los mapuches. En eso se sintió un estruendo tan potente que fue escuchado -por ejemplo- en el fuerte de Yumbel (a 260 km del volcán Villarica), donde se creyó que provenía de descargas de artillería de alguna otra fortificación de la frontera. Pero luego llegó la noticia de que en la comarca comandada por el lonco Aliante había hecho erupción un volcán de manera sumamente intensa. Tanto que los cerros se "partieron" (aparente referencia a un derrumbe o lahar) y provocaron que el Lago Villarrica se rebalsara, inundando gran cantidad de poblados indígenas, lo que obligó a muchas personas a huir hacia sitios elevados. 
El hecho fue narrado primero por el jesuita Alonso de Ovalle en un folletín que se publicó en Madrid, donde se encontraba comisionado por su congregación, el relato es impreciso en alguna de sus partes (sobre la inundación del lago o la contaminación del río) o refleja una confusión acerca de los nombres de los lugares, o hace referencia a dos erupciones distintas.
Quien dice haber sido testigo de primera mano de esta gran erupción fue el jesuita Diego de Rosales, que la relató en su Historia General Del Reino de Chile, Flandes Indiano, un manuscrito aparentemente finalizado una década después del suceso, pero que permaneció inédito hasta el siglo XIX. En la versión de Rosales la erupción tuvo lugar en un volcán que él llama Aliante (el mismo nombre que Ovalle da al cacique de la zona del Villarrica). Su relato concuerda en la fecha (febrero de 1640) y en las grandes dimensiones del evento. Dice que el estruendo se oía a 30 leguas (165 km a lo menos) y que la erupción "voló disformes peñascos, despedazó cerros", "terraplenó lagunas", represó ríos y que éstos se desbordaron en diferentes puntos, "corriendo sus aguas calientes de las piedras y cenizas y espesas como lejía". También refiere que los peces "cociéronse" y que los "riscos ardían como leña seca".
El historiador Benjamín Vicuña Mackenna, en el prefacio de la primera edición la obra de Rosales, afirma que el episodio se refiere al Llaima, pero no aporta los argumentos en los que basa esta conclusión. Pero bastaría agregar que el mismo Rosales diferencia el Villarrica del Aliante que, dice, se encuentra frente a la región de Boroa y La Imperial, descripción que más coincide con el Llaima. En tanto que Barros Arana y Claudio Gay asocian el evento con el Villarrica.

Una expedición del Ejército de Chile ingresó en el territorio en 1882, refundando Villarrica al año siguiente, en el contexto de la Ocupación de la Araucanía. En medio de esta campaña militar, en 1883, un grupo comisionado por la Oficina Hidrográfica de la Marina Nacional, intentó el primer ascenso registrado del volcán. La partida era dirigida por el oficial naval Álvaro Bianchi Tupper. Lo acompañó su segundo, Gaspar García Quintana, un oficial de Ejército, Francisco Subercaseaux Latorre, y un guía chileno, Marcial Avilés, que se había establecido entre la población mapuche 25 años antes. Esta ascensión, según relata Subercaseaux, no logró cumplir su cometido, al no poder avanzar a través de un "ventisquero" que encontraron en su ruta, cuando ya se encontraban a unos 2200 msnm. En este predicamento, Bianchi rodó largamente ladera abajó, hasta que logró clavar un bastón en la nieve. Tras sufrir este incidente, la expedición -que no estaba formada por montañistas expertos- decidió realizar las mediciones topográficas (que eran su objetivo pricipal) y abandonar el ascenso.

Las erupciones recientes más importantes registradas desde entonces ocurrieron en 1948-49, 1963, 1964, 1971 y 1984-85. 
Principales erupciones en el siglo XX En abril de 1948 el volcán comenzó a aumentar su actividad, y el 18 de octubre de 1948 hizo crisis con una gran explosión y con la formación de un enorme hongo, a la vez que diversos lahares invaden las quebradas y llegan a los lagos Villarrica (su nivel subió un metro) y Calafquén. Las localidades de Voipir y Molco Alto, donde residían comunidades indígenas, fueron las más afectadas. El refugio del Ski Club, en los faldeos del volcán, fue totalmente arrasado con dos de sus cuidadoras en su interior. Hubo cerca de 50 víctimas, entre muertos y desaparecidos, y otros tantos heridos. Producto de los voluminosos lahares, el camino Villarrica - Pucón quedó interrumpido en unos 8 kilómetros. El 1º de enero de 1949 se registró el segundo de 5 paroxismos del ciclo eruptivo 1948-49. La pluma eruptiva alcanzó un techo de unos 9 kilómetros proyectándose hacia el este. Lahares descendieron por numerosos cauces radiales hasta alcanzar los lagos Villarrica y Calafquén. Como culminación del nuevo ciclo eruptivo 1963-64, el 2 de marzo de 1964 el volcán registra un nuevo paroxismo destruyendo el 50% del poblado de Coñaripe. Un lahar barrió, durante dos horas, casas, hoteles, ganado, sembrados, vehículos y maquinarias de este pueblo de mil habitantes. Sólo dos cadáveres, de las 22 víctimas reportadas, fueron recuperados. Toda la zona de Pucón y Villarrica quedó aislada. El 29 de diciembre de 1971, el volcán Villarrica culmina violentamente la erupción iniciada meses antes. Más de 25 muertos y desaparecidos fue la secuela de muerte y destrucción que dejó uno de los lahares, de diez metros de espesor y 200 de ancho, que bajó hacia el lago Calafquén, arrasando todo a su paso. Pequeños poblados como Coñaripe, Pocura, Traitraico, Quilentué, Llauquén, Chaillupén y Llanahue sufrieron sus consecuencias. Miles de personas fueron evacuadas. El 30 de octubre de 1984, parte una nueva erupción, del tipo estromboliana, que incluyó dos ríos de lava, pero no causó víctimas ni destrucción de bienes. Desde entonces, el cráter ha permanecido abierto, mostrando esporádicamente un pozo de lava activo en su interior. Las crísis más importantes fueron documentadas en 2000 y 2005, cuando lava del tipo pahoehoe, pobre en gases, inundó el fondo profundo del cráter. El 2 de enero de 2010, se desliza una enorme capa de nieve inestable que se fractura en el flanco NW desde la cota 2.700 m.s.n.m. En abril y mayo de 2010, el pozo de lava muestra uno de los más altos índices de actividad en los últimos 10 años. A partir de junio 2010 el pozo de lava se muestra menos activo, dando lugar a una fumarola intensa. Esporádicamente se observan algunas erupciones menores de cenizas. [editar]Actividad volcánica y sísmica post-terremoto Al igual que el volcán Llaima, éste desde el día del terremoto del 27 de febrero de 2010 ha presentado una actividad fumarolica y sísmica en aumento, leve pero constante. OVDAS tiene declarada alerta amarilla nivel 3, durante fines de abril ha empezado a liberar magma, el volcán tiene cráter abierto el lago de magma que presenta en el cráter estaba a más de 400 m de la cima y actualmente se encuentra aproximadamente a solo 100 m de la superficie además del aumento considerable en la actividad sísmica y fumarólica. Actividades y excursiones Expedición escalando el volcán. La cima del volcán Villarrica. Cada año, unos 15.000 turistas provenientes de todo el mundo ascienden el volcán. Más de 30 agencias de turismo de aventura ofrecen ascensos guiados a la cima. En verano el ascenso al cráter y visita a las cuevas volcánicas. El volcán es ascendido hasta su cráter anualmente por miles de andinistas, quienes disfrutan de una excursión de aproximadamente 6 horas, donde se aprecia el paisaje con vista a volcanes como Lanin y el Llaima, y los lagos, Villarrica, Caburgua, Calafquén, entre otros.

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